domingo, 7 de septiembre de 2008

El Paradigma Indiciario


El texto plantea algo que muchas veces se nos escapa o que (tal vez más común) tomamos por invalorable o ilegitimo: la intuición.

Encontré a partir de lo que plantea Ginzburg, las tangentes que me llevan a entender la comunicación humana y la realidad en sí más ampliamente. La mirada de aquel que observa detenidamente un objeto se agudiza de manera tal que deja de lado lo que para todos es evidente y se instala en los detalles que pasan más desapercibidos.

En este sentido, Ginzburg plantea el ejemplo de la pintura: "...Es preciso, en cambio, examinar los detalles más omisibles y menos influidos por las características de la escuela ala que pertenecía el pintor..."

La mirada del que examinaba las pinturas y las copias, la del médico forense que, a priori, analiza el cadáver buscando indicios que denoten las posibles causas de deceso, o la de los adivinos mesopotámicos que intuían hechos pasados o futuros a través de la interpretación de casos presentes; son ejemplos que plantea Ginzburg para mostrar extremos del desarrollo del "paradigma indiciario".

Pero, ¿quién no aplicó el mismo método, por ejemplo, al pronosticar una lluvia o una hipotética enfermedad ocasional basándose en hechos individuales?

Teniendo en cuenta el "Paradigma indiciario" de Ginzburg, se me ocurre que el trabajo del periodista se vincula mucho al del detective (Sherlock Holmes). La atención del periodista debe estar puesta no solo en lo que ocurre a su alrededor, sino en los indicios que puede recolectar en ese espacio y en su capacidad para reconstruir hechos en base a ellos. Mirada que debe ser atenta e individual, o sea, altamente focalizada.

El desafío es tener en cuenta siempre la importancia de este método, que es aplicado mucho, pero que pocas veces se lo valora como una herramienta legitima y digna de crédito.

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